ADVERTENCIA

(Al comienzo de cada tertulia se lee una reseña escrita por uno de los tertulianos/as. Estas reseñas no son, pues, la opinión de la Tertulia o sus conclusiones finales sobre el libro; deben ser consideradas como la lectura atenta y meditada de uno de sus miembros, que sirve de inicio del debate)



miércoles, 2 de marzo de 2011

"René Leys" de Victor Segalen (1878-1919)




28 de febrero de 1911. Comienza un diario. El francés que reside en la ciudad tártara de Pekin manifiesta su empeño: entrar ?dentro?, penetrar en el Palacio Imperial que ha encerrado al Hijo del Cielo, aquél que fue victima designada como holocausto mediador entre el Cielo y la Tierra durante 10.000 años.
¿Es fascinación por la belleza secreta y la contemplación imposible o es curiosidad de historiador?

El hombre maduro encuentra al muchacho de ojos grandes enlazado a un caballo loco. El le muestra la ?montaña de la contemplación?: verlo todo. Saberlo todo y más aún.

El chico teme dormir solo. El francés le invita. El silencio tibio de la noche acoge sus confidencias: pueden llamarse amigos.

Con sus visiones, el joven abre el pestillo de jade del jardín prohibido. Convierte los muros infranqueables (el rojo, el amarillo, el violeta) en redes delicadas y transparentes. Así, el mayor penetra en el laberinto y evita participar de la ?vida piojosa de gusanos que hormiguean en el estiércol?.

El muchacho cuenta tan bien; actúa tan bien: el regente imperial es su amigo y él protege su vida como policía imperial. El Emperador asesinado ha sido su amigo. La viuda imperial es su amante?


Pekín se tambalea. Ya no es un tablero de ajedrez, túneles subterráneos la socavan. El Palacio Violeta se asienta sobre pozos de lodo horizontales.

Motines. Movimiento reformista. Rebelión. Se sublevan ciudades. La república, la guerra.
El regente imperial abdica en la tranquila noche invernal. Pekín no arde, Pekin ya no es la morada de sus sueños.
La noche de otoño expira. ¿Y si el Imperio y el Palacio no son sino un sueño de historiador, humo danzante sobre espuma sin razón?. La visión y el mito pueden sucumbir.
Necesito intentar discernir lo verdadero de lo falso ? el francés cavila- No jugar o ¿jugar mas a fondo? ¿Acusar al muchacho encantador o creerle e invitarle a la Gran Confidencia?.
El hombre maduro decide, gran confidencia. Dime: te acostaste con la Emperatriz, ¿si o no?.
El francés, el hombre ocioso, decide jugar. No fue malintencionado. Sólo le recordó el veneno diluido en la sangre imperial durante milenios. El muchacho muere bello, sin heridas.
Si el joven entró o no al Palacio; Amante de la Emperatriz ¿si o no?. ¿Qué diferencia hay para el francés, que ha escuchado las historias y las ha creído?

Mejor seguir pensando que te crees la quimera.
MARIAN

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